Cada momento de nuestra vida siempre es un tiempo propicio para la renovación, para el cambio en todas aquellas costumbres y hábitos que no nos permite volar alto y llegar lejos. En eso, hay que aprender mucho de las águilas. Estas aves, al llegar a los 40 años enfrentan un dilema vital, se renuevan o mueren.

En ese momento de sus vidas, sus alas están muy pesadas, sus uñas y pico están tan desgastados que no le permiten cazar. Entonces, el águila se aleja hacia lo alto de una montaña e inicia un doloroso proceso de cambio. Mediante golpes contra las piedras, el águila arranca su pico y espera el crecimiento de uno nuevo; luego, con el pico desprende las uñas, y más tarde, cuando le nacen unas nuevas, se quita las plumas.

El cambio tiene su costo y puede que no resulte fácil en principio. ¡Claro que duele arrancarse el pico a golpes contra las piedras

En total, esta ave debe esperar allí cinco meses, a veces con hambre, al descubierto, con frío, pero la recompensa es que al terminar este doloroso proceso, levanta el vuelo y puede vivir 30 años más. Cuando me contaron esta historia, pensé en el valor y la decisión que debe acompañar nuestros procesos de cambio.

Es posible que hoy usted y yo estemos necesitando una renovación y un cambio profundo en algunos aspectos de nuestras vidas, que nos generan insatisfacción e inconformidad. Por ejemplo, ese mal hábito de llegar siempre tarde a los compromisos o el de dejar todo lo que inicia por la mitad, o el desorden que va desde el cuarto hasta la oficina. Si miramos bien, cada uno de nosotros tiene un hábito que de una u otra forma, nos aleja del éxito en las relaciones personales y profesionales. Y aunque esa actitud nos hace daño,  no hemos tomado una decisión como el águila, de arrancarlo de nuestras vidas.

El cambio tiene su costo y puede que no resulte fácil en principio. ¡Claro que duele arrancarse el pico a golpes contra las piedras! Pero el águila no se concentra en el dolor del momento, sino en que ese es el cambio que requiere para vivir. Igual que nosotros, si no cambiamos el desorden en el trabajo, no podremos ser efectivos; si no visitamos más clientes, nuestra empresa no saldrá de sus bajos niveles de ventas.

Para que un cambio se inicie, basta con tomar la decisión y nuestra mente comienza a trabajar en ello. Algunos expertos recomiendan trabajar con programaciones, repitiéndonos varias veces al día lo que usted quiere lograr en su vida, siempre de manera positiva: “soy ordenado”, “disfruto el caminar en la mañana”; este tipo de programación refuerza la decisión tomada. Lo cierto es que nadie va a cambiar por usted o por mí, ese es un camino que cada uno toma en el momento oportuno, lo importante es no dejarlo pasar.

Siempre es bueno provocar un cambio en nuestra vida. Ese remezón es necesario para sentir que estamos profundamente vivos y cada día será diferente al anterior. Está en sus manos, está en las mías.

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